lunes, 16 de agosto de 2010

Postmodernos

©© Maribel Franco








































El posmoderno desconfía de las instituciones y afirma su independencia. Se muestra  indiferente a las cuestiones de la vida colectiva y prefiere retirarse a su vida privada. Es una actitud que lleva a la soledad y a la insolidaridad. Se destaca por su falta de utopía, de esperanza en conseguir un futuro mejor que el presente. La persona postmoderna no cree en la posibilidad de cambio y transformación, prefiere sacar el máximo provecho del presente, vivir al día y pasarlo bien. Pero sobre todo desecha las normas y valores para entregarse al disfrute de lo inmediato siguiendo los impulsos y las pasiones. En la postmodernidad no manda la razón sino el sentimiento. De hecho afirma José María Sbert, "la postmodernidad no hace más que continuar el rasgo intelectual más característico de la modernidad..."

"Todo lo sólido se desvanece en el aire" (Marshall Berman)
“Es un paisaje de máquinas a vapor, de fábricas, vías férreas, nuevas y vastas zonas industriales; de ciudades rebosantes que han crecido de la noche a la mañana, frecuentemente con consecuencias humanas pavorosas; de diarios, telegramas, telégrafos, teléfonos y otros medios de comunicación de masas que informan a una escala cada vez más amplia; de Estados nacionales y acumulaciones multinacionales cada vez más fuertes; de movimientos sociales de masas que luchan contra esta modernización desde arriba con sus propias formas de modernización desde abajo; de un mercado mundial siempre en expansión que lo abarca todo, capaz del crecimiento más espectacular, capaz de un despilfarro y de una devastación espantosos, capaz de todo, salvo de ofrecer solidez y estabilidad”. 

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