Imagina invertir sólo 49 dólares al año [39 euros] en el mantenimiento de tu casa, que tu hogar aproveche la luz del sol para la calefacción y que el agua de lluvia se filtre para uso doméstico y regar plantas. Imagina, además, que no dependes del petróleo y que no contaminas". Michael Reynolds lleva 35 años rompiendo las normas de la arquitectura convencional. En los setenta comenzó a construir un poblado en un desierto de Nuevo México (EEUU) con latas de cerveza, botellas de plástico y neumáticos viejos. Los seguidores de este arquitecto estadounidense han construido en todo el mundo cerca de 2.000 viviendas Earthship (literalmente, nave de tierra). A Reynolds le han dado la espalda sus compañeros de profesión y la ley de su estado, que sólo desde hace unos años reconoce la validez de estas construcciones. Su historia la aborda ahora la película Garbage Warrior (Guerrero de la basura, pendiente de distribución en España), exhibida en festivales internacionales. El último, el Biff de Bergen (Noruega), donde la cinta de Oliver Hodge ha cosechado elogios de la crítica y el público. "La historia tiene mucha fuerza", dice Hodge, "como denuncia y testimonio personal. Pero, más allá, ofrece esperanza a quien quiera creer en un modo de vida respetuoso con el medio ambiente".
Would you live in a house made of empty beer cans, old tires and discarded soda bottles? Garbage like this is what renegade architect Michael Reynolds transforms into "earthships" — eco-friendly homes with surprisingly pleasing aesthetics and tiny (or nonexistent) power bills. Author of six books on green building and energy-independent, eco-friendly homes, and the subject of the Earth Cinema Circle film "Garbage Warrior", Reynolds has experimented for 35 years with radically sustainable architecture and off-the-grid, energy independent communities. We talked with him about his claim to fame and the solutions he's contributing in the race against global warming and environmental degradation.
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